Como ministrar a los cristianos que apoyan otros cristianos que están viviendo en pecado

Pregunta:

Mi pregunta es sobre los cristianos que tiene un amigo en adulterio pero aunque es un pecado ellos lo apoyan. ¿Cómo le puedo ministrar para que entiendan que no hay escusas para apoyar un pecado tengan la escusa que tengan?

Respuesta:

Le sugiero que el problema en este caso es que no creen la enseñanza clara de la Palabra de Dios porque les parece muy difícil. Y tienen razón en esto último porque ciertamente es una enseñanza difícil. Los mismos apóstoles lo declararon y Cristo no se los discutió (Mateo 19:9-12).

La obediencia que practicamos solamente cuando estamos de acuerdo con los mandamientos de Dios, no es obediencia. Es hacer lo que NOSOTROS consideramos correcto. No es la confianza en la sabiduría de Dios de saber lo mejor ni en el amor de Dios de exigir solamente aquello que nos beneficia. Es andar por vista no por fe porque el enfoque está en el tiempo presente y lo material en vez de la eternidad y lo espiritual. Todo mandamiento de Dios es para nuestro beneficio (vea Deuteronomio 10:13).

No les hacemos ningún favor a las personas cuando les apoyamos en el pecado porque el resultado va a ser su condenación eterna. No hay placer, gusto ni relación que se pueda comparar con la gloria que nos espera. Y no hay sufrimiento en este vida que se pueda comparar con el sufrimiento eterno de los que rehúsan la voluntad de Dios.

La realidad es que estas personas dudan de Dios y es importante ayudarles a fortalecer su fe en Él. De otra manera encontrarán la manera de justificar lo que desean hacer o lo que desean apoyar. Es importante llegar a conocer no solamente el amor y la misericordia de Dios sino también Su santidad, Su justicia y Su ira. La misma Biblia que nos revela que Dios es amor (1 Juan 4:8 ) también nos revela que Dios es fuego consumidor (Hebreos 12:29). La misma Biblia que nos revela que de tal manera amó Dios al mundo que dio a Su Hijo unigénito (Juan 3:16) también nos revela que la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres (Romanos 1:18). El cristiano debe abrazar TODA la naturaleza de Dios – TODO Su carácter perfecto – aún aquella parte que nos incomoda o no concuerda con nuestro modo finito y pobre de pensar.