Pregunta:
¿Es bíblico que un pastor o un sacerdote case a la gente? Algunos predicadores afirman que si los creyentes no se casan por la iglesia, después de haberse casado por las autoridades civiles, su matrimonio no es válido y Dios no lo aprueba.
Respuesta:
La Biblia ignora el casamiento religioso. No fue función ordenada de los sacerdotes bajo la ley de Moisés conforme a las Escrituras del Antiguo Testamento. No fue función ordenada de los apóstoles, profetas, pastores, evangelistas o diáconos bajo el nuevo pacto conforme a las Escrituras del Nuevo Testamento.
El casamiento precede a la nación; precede al pueblo escogido de Dios (Israel) y obviamente precede a la iglesia de Cristo también. Es un pacto entre un hombre y una mujer atestiguada por Dios (Malaquías 2:14) en el cual Dios los une (Mateo 19:6). La Biblia no requiere la intervención de otro ser humano. (vea el estudio que incluyo adjunto)
Las tradiciones sociales, cívicas y religiosas que apoyan estas verdades son buenas y el cristiano las respeta. La obediencia a la ley civil es requisito para el cristiano. Por tanto, si la ley civil requiere el casamiento civil, el cristiano debe acatar esta ley o cometerá pecado contra Dios (Romanos 13:1-7). (vea el estudio que incluyo adjunto) El cristiano espiritual procura hacerlo todo honradamente, no solamente delante de Dios sino también delante de los hombres (2 Corintios 8:21). Esto es aplicable también a las normas honrosas de la sociedad en cuanto al casamiento. Pero decir que un matrimonio no sea válido o que sea desaprobado por Dios porque no seguimos todas las tradiciones sociales y religiosas (no prescritas por Dios en Su Palabra) no es correcto porque no es bíblico.
¿Es bueno que un siervo de Dios en una reunión cristiana presente verdades bíblicas acerca del matrimonio y consejos bíblicos acerca de la relación matrimonial a la pareja antes que comiencen a convivir como esposos? Claro que sí. La Palabra de Dios es adecuada para muchas situaciones y siempre beneficioso. Pero debe quedar muy claro que NO ejerce ninguna autoridad de parte de Dios de UNIR o CASAR a una pareja ni mucho menos que sea el único medio para que haya un casamiento legítimo y agradable a Dios.