Matrimonio (unión celestial)

Pregunta:

Que Dios une (esto es casa) ya está claro (y que esta unión no puede ser disuelta por hombre alguno). ¿En qué momento se efectúa esta unión celestial?

Respuesta:

Mi convicción es que el momento de la unión NO puede tener como requisito la unión civil ni alguna ceremonia religiosa realizada bajo la supervisión de un “clero” religioso por la sencilla razón que la revelación bíblica no lo menciona en ninguna parte. El casamiento bíblico comenzó antes que hubiera ley civil en Génesis 2 y Dios estableció la esencia del casamiento a partir de este momento con las palabras sencillas: “Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne.” (Génesis 2:24) Además, Jesucristo Mismo apela a este caso original como la fuente de su explicación acerca del casamiento y su prohibición del divorcio (Mateo 19:4-6). Las acciones específicas incluidas en esta explicación son: (1) el hombre “se libra” de la autoridad y responsabilidad de sus padres con el propósito de formar su propio hogar con una mujer. (2) Se une a su mujer con el propósito de formar este hogar, acto realizado espiritualmente por intervención de Dios Mismo.

Lo más específico que encontramos en cuanto a la unión del hombre y la mujer en los primeros siglos registrados en Génesis es la entrega de la mujer al varón por el padre de la mujer.

En el caso del casamiento de Abraham con Sara como también de su hermano Nacor con Milca encontramos solamente lo siguiente: “Abram y Nacor tomaron para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca”. (Génesis 11:29) “Tomaron para sí mujeres”. El texto bíblico no revela más detalles.

En el caso del casamiento de Isaac con Rebeca en Génesis 24 encontramos los siguientes detalles: (1) Abraham mismo inició la búsqueda por una mujer para su hijo Isaac por medio de su criado de más confianza. (2) El criado les propuso directamente al hermano de Rebeca (Labán) y a su padre (Betuel) que Rebeca fuera llevada a Isaac para ser su mujer (Génesis 24:48,49). (3) Tanto el hermano como también el padre de Rebeca le dieron su permiso (“Ahí está Rebeca, delante de ti: tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como lo ha dicho Jehová.” Génesis 24:51) (4) El criado de Abraham entregó regalos a Rebeca, a su hermano y a su madre (Génesis 24:53). (5) En cuanto al tiempo de espera antes de salir el criado con Rebeca, el hermano y la madre de Rebeca dejaron la decisión a Rebeca: “Ellos respondieron entonces: Llamemos a la muchacha y preguntémosle. Llamaron, pues, a Rebeca y le preguntaron: –¿Irás tú con este hombre? Ella respondió: –Sí, iré.” (Génesis 24:57,58) (6) Cuando llegaron cerca de donde estaba Isaac y el criado lo identificó a Rebeca, ella tomó el velo y se cubrió. Después de explicar el criado a Isaac lo sucedido, el texto dice sencillamente: “Luego Isaac la trajo a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer y la amó.” (Génesis 24:67).

En el caso del casamiento de Jacob con Lea (por engaño de parte del padre de ella) y con Raquel encontramos los siguientes datos: (1) Un acuerdo entre el padre de Raquel y Jacob (que le sirviera 7 años y su pago sería que el padre le diera a Raquel por mujer). (2) Un banquete preparado por el padre de Raquel al cual invitó a “todos los hombres de aquel lugar”. (3) Al llegar la noche, el padre le llevó la otra hija (por engaño) a Jacob y Jacob “se llegó a ella” y una semana después “le dio a su hija Raquel por mujer” y “Jacob se llegó también a Raquel”. (Génesis 29:18-30)

El caso de la deshonra de Dina (hija de Jacob) en Génesis 34 aclara que sencillamente llegar a tener relaciones sexuales con una mujer es un pecado deshonroso y no es igual al matrimonio. También encontramos nuevamente que el padre de la mujer daba o negaba su permiso para el matrimonio de su hija con un hombre y que el padre del varón acostumbrado dar regalos a la familia de la mujer.

El casamiento de José, hijo de Jacob, en Egipto se describe de la siguiente manera: “Y Faraón llamó a José por el nombre de Zafnat-panea, y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto.” (Génesis 41:45)

En la ley que Jehová estableció para Su pueblo (Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio), NO encuentro mención alguna con relación al casamiento que incluya la intervención de alguna autoridad civil (incluyendo los “ancianos” de las tribus) ni de algún ministro religioso (levitas o sacerdotes).

Tener relaciones sexuales con una mujer NO la convierte en su esposa. En el Antiguo Testamento encontramos la palabra “concubina” que describe una mujer que se distinguía de la ESPOSA o esposas del hombre pero a las cuales mantenía él en lo material y con las cuales tenía también relaciones sexuales. Además del caso ya mencionado de Dina, 2 Crónicas 11:21 es ejemplo de esta distinción.

Hay dos textos en el Antiguo Testamento que señalan el PACTO matrimonial:
(1) “Mas diréis: «¿Por qué?». Porque Jehová es testigo entre ti y la mujer de tu juventud, con la cual has sido desleal, aunque ella era tu compañera y la mujer de tu pacto.” (Malaquías 2:14) Aparte de hacer el pacto ante Jehová como testigo, en este texto no especifica alguna ceremonia ni otros testigos del pacto. No menciona tampoco algún mediador religioso oficial ni legal del pacto.
(2) “»Serás así librado de la mujer ajena, de la extraña que halaga con sus palabras, que abandona al compañero de su juventud y se olvida del pacto de su Dios, por lo cual su casa se desliza hacia la muerte, y sus veredas hacia los muertos.” (Proverbios 2:16-18). Nuevamente, no hay menciona de los testigos del pacto (aparte de Dios) ni ceremonia, ni mediador religioso ni legal del pacto.

Además, la “carta de divorcio” establecida por la ley de Dios no fue un documento mediado por otras personas sino escrita por el marido y entregada directamente a la mujer, sin mención de testigos ni oficial religioso o legal que sirviera de mediador, seguido por despedirla de su casa (Deuteronomio 24:1,3; citado también en Mateo 5:31; 9:7).

En el Antiguo Testamento encontramos algunos textos que mencionan una celebración relacionada con las bodas como también el adorno de la novia y el atavío del novio pero sin señalar esto como requisito para el casamiento. Vea Isaías 49:18; 61:10. Cantar de Cantares 3:11 menciona el día de la boda de Salomón: “¡Hijas de Sión, salid! Ved al rey Salomón con la corona que le ciñó su madre el día de su boda, el día del gozo de su corazón.” Nuevamente no hay mención de oficiales ni ceremonia específica para hacer un pacto matrimonial “oficial” sino sencillamente del gozo y el atavío del rey que pudieran salir a ver en público en ese día.

Sabemos que en el Nuevo Testamento hay parábolas basadas sobre la costumbre de la fiesta de las bodas (Mateo 22:1-14; 25:1-13; Lucas 12:35-38; Lucas 14:7-11). Esto nos revela que conocían bien estas celebraciones, pero nuevamente no hay mención de ceremonia específica para hacer un pacto matrimonial ni de oficial religioso ni legal que mediara un pacto “oficial” sino sencillamente de una celebración o fiesta en la ocasión con los novios. Sabemos, por supuesto, que Jesús asistió a las bodas en Caná, pero la situación es igual en el sentido que solamente se menciona la celebración prolongada sin mencionar oficiales ni ceremonia específica para hacer un pacto matrimonial “oficial”. La celebración preparatoria para la consumación completa de la iglesia con Cristo se representa también bajo este simbolismo (Apocalipsis 19:6-9). La consumación se presenta en Apocalipsis 21:2,3. “Y yo, Juan, vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de parte de Dios, ataviada como una esposa hermoseada para su esposo. Y oí una gran voz del cielo, que decía: «El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios.”

Otro aspecto del casamiento que encontramos es el “desposado” y la “desposada”. Es una condición que se menciona también en la ley antigua en Deuteronomio 20:7. “¿Y quién se ha desposado con una mujer y no la ha tomado? Que se vaya y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla y algún otro la tome.” Vea también Deuteronomio 23:22-25. Aprendemos en el caso de José y María que los desposados se consideraban ya comprometidos (bajo pacto) como marido y mujer pero todavía no habían consumado la relación sexual (Mateo 1:18-20). Esto parece ser reflejado también temprano en Génesis en los días de Abraham en la descripción de los “yernos” de Lot que todavía no habían “tomado” sus hijas: “Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: ¡Levantaos, salid de este lugar, porque Jehová va a destruir esta ciudad! Pero sus yernos pensaron que bromeaba.” (Génesis 19:14). Esto se refleja también en la relación espiritual entre el cristiano y Cristo: “porque os celo con celo de Dios, pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.” (2 Corintios 11:2) Ya estamos bajo compromiso (pacto) con Cristo pero no llegaremos a estar plenamente con Él todavía. Sin embargo, una relación espiritual con el mundo ya se considera adulterio y provoca el celo del Espíritu Santo (Santiago 4:4,5).

Con todo este trasfondo bíblico, vuelvo a su pregunta específica con la misma respuesta mencionada en el inicio: El momento de la unión NO puede tener como requisito la unión civil ni alguna ceremonia religiosa realizada bajo la supervisión de un “clero” religioso por la sencilla razón que la revelación bíblica no lo menciona en ninguna parte. Los participantes obligatorios son: un hombre, una mujer y Dios. El acto obligatorio es: el pacto atestiguado por Dios y bajo el cual Dios los une. Cuando se presentan estos elementos, hay casamiento legítimo. El cristiano debe procurar la legalización de este casamiento para no estar en desobediencia a Dios. Lo mejor y más recomendable para no dejar duda alguna en cuanto a lo honroso del casamiento es realizar ambos (la legalización y el pacto formal ante Dios) antes de consumar la relación sexual que es privilegio y bendición del matrimonio, pero el aspecto legal NO es requisito para que haya casamiento ante Dios. Bueno es realizar el pacto juntamente con consejos bíblicos, oración y celebración con familiares espirituales y también naturales, pero esta celebración NO es requisito para que haya casamiento. Llegar a un acuerdo con los padres de la novia es muy positivo, beneficioso y recomendable para el éxito del matrimonio pero NO es requisito para que haya casamiento. Por supuesto, los jóvenes cristianos mostrará su respeto a los padres por tomarlos en cuenta en el acuerdo buscar su aprobación cuando sea posible.