Pregunta:
¿Me puede facilitar ejemplos bíblicos que demuestren que un matrimonio entre dos personas fuera de la iglesia, no salvas, ateas, etc., tiene la misma validez que un matrimonio entre dos personas cristianas, salvas, creyentes.
Respuesta:
En cuanto a “ejemplos bíblicos”, esto no es tan esencial, pero incluiré algunos. Pero el caso es que hay muchos textos bíblicos que aclaran que el matrimonio de dos “incrédulos” siempre es pacto matrimonial en el que Dios requiere que sean fieles.
El primer ejemplo que me viene a la mente es el de los corintios. En 1 Corintios 6:9-11 la Biblia nos informa que algunos de ellos, antes de ser cristianos, eran adúlteros. El adulterio, por supuesto, requiere que haya matrimonio porque sin el matrimonio no puede haber violación del pacto o infidelidad sexual que sea considerada adulterio o divorcio y otro casamiento que también sea considerado adulterio.
En segundo lugar, Jesucristo Mismo se basó en Génesis 2 para aclarar que los fundamentos del pacto matrimonial están en vigor desde el huerto del Edén: un hombre (cualquier hombre) que deja a su padre y a su madre y se une a su mujer. Dios los une. “Cualquiera” que se divorcia y se casa con otra persona adultera. Es una verdad universal desde la primera pareja. Nada tiene que ver con ser cristiano o no sino con ser hombre o mujer que se compromete con otro.
El Faraón de Egipto conocía bien esta verdad en el tiempo de Abraham (Génesis 2:18,19) al igual que Abímelec (Génesis 20:3-11). Sabía que le era aplicable y que era pecado no respetarla.
En Jueces 4 encontramos al Sísera, el comandante de un rey cananeo (pagano) llamado Jabin. Este Sísera huyó a la tienda de un ceneo llamado Heber y la esposa de este Heber (Jael fue su nombre) lo mató (Jueces 4:17-21). El punto importante es que la palabra traducida “esposa” o “mujer” de Heber es la misma usada de la esposa de los judíos y específicamente la misma palabra usada en Malaquías 2:14,15 que trata del pacto del matrimonio. Heber y Jael estaban CASADOS, aunque paganos, de la misma manera que los israelitas.
La Samaritana en Juan 4 también había estado casada, a pesar de no ser de la religión judía legítima.
El capitán arameo llamado Naamán también tenía “esposa” (2 Reyes 5:2,3).
En el tiempo de Jesús, Pilato (un romano) estaba casado (Mateo 27:19).
Creo que estos ejemplos e instrucciones son suficientes para comprobar que el matrimonio no depende de la religión o la fe de una persona. El matrimonio precede la promesa a Abraham, la ley de Moisés, el evangelio de Cristo Jesús y el nuevo pacto entero. Es aplicable a todo hombre y toda mujer en toda época.