Pregunta:
En Mateo 12:47-48, ¿Dice que María no era virgen?
Respuesta:
Mateo 12:47,48
La Biblia enseña claramente que María (la madre de Jesús) era virgen cuando concibió a Jesucristo por obra del Espíritu Santo (Mateo 1:18,22,23). La Biblia también enseña claramente que su esposo (José) no tuvo relaciones sexuales con ella “hasta que dio a luz a su hijo primogénito, y le puso por nombre JESÚS” (Mateo 1:25). María claramente era virgen cuando nació Jesucristo. Era una joven escogida y bendecida por Dios para dar a luz al Hijo de Dios.
Lo que Mateo 12:47,48 nos confirma es que posteriormente tuvo María más hijos. Esto concuerda con el sentido natural de lo declarado en Mateo 1:25 que José no la “conoció” (no tuvo relaciones sexuales con ella) hasta después del nacimiento de Jesucristo. Posterior a este magno evento, sí tuvieron relaciones y ella tuvo más hijos – “hermanos” de Jesucristo por la madre solamente, por supuesto. Esto NADA le quita a María de su bendición por ser sierva fiel escogida de Dios para la concepción y el alumbramiento del Unigénito hijo de Dios. Para María Jesucristo no fue su hijo unigénito sino su hijo “primogénito” (Mateo 1:25).
Esto lo refleja y confirma, no solamente Mateo 12:47,48 sino también Mateo 13:55 que presenta una lista de los hermanos de Jesucristo. Sabemos que no se trata de sus hermanos espirituales o discípulos, no solamente el contexto de Mateo 12:47,48 sino lo revelado en Juan 7:5 que sus hermanos NO “creían en él”. Además, en Juan 2:12 van con Él de las bodas en Caná hasta Capernaum “Su madre y hermanos” como también otro grupo llamado “Sus discípulos”. Los “hermanos” mencionados en estos textos claramente no son “discípulos” de Jesús.
¿En qué condición dejan a María estas revelaciones bíblicas? María sigue siendo “favorecida” por Dios y “bendita” entre las mujeres (Lucas 1:28). Fue sierva fiel de Dios en el propósito para el cual fue escogida: concebir, dar a luz y criar al unigénito Hijo de Dios. El Nuevo Testamento siempre la presenta como leal a Su Hijo, inclusive hasta la muerte y después de la resurrección. Estaba presente con los discípulos en el aposento alto después de la ascensión de Jesucristo al cielo junto con otras mujeres creyentes y persistía fiel en la oración (Hechos 1:13,14). Es casi seguro que estuvo presente en el día de Pentecostés cuando los doce apóstoles fueron llenos del Espíritu Santo y cuando Pedro predicó el evangelio del Hijo de Dios por primera vez (Hechos 2). Después de esto, la Biblia ya no la menciona (aunque algunos creen que sea la mujer representada en la visión del Apocalipsis 12:1-6, pero esto es muy improbable en el contexto presentado). Debemos ser muy agradecidos por el servicio que María prestó, no solamente a Dios, sino a toda la humanidad al servir fielmente el propósito de Dios en el nacimiento de Jesucristo. El hecho de no ser virgen por toda la vida no es mancha para ella sino que le identifica con toda mujer casada que expresa su amor al marido y su fidelidad a Dios en las relaciones matrimoniales (sexuales) con las que Dios nos ha bendecido y que ordena a todos los casados (1 Corintios 7:2-5). Con otra función o servicio especial en la iglesia nunca la identifica la Palabra Dios.