Levítico 18:18

PREGUNTA:

¿Es permitido en el nuevo pacto que un hombre se case con la hermana de su esposa después que su esposa haya cometido fornicación y se haya divorciado de él para casarse con otro hombre?  La ley de Moisés parece prohibirlo (Levítico 18:18; 20:21).  Vea también las demás prohibiciones en Levítico capítulos 18 y 20 como también Mateo 14:4.

RESPUESTA:

No hay duda que la ley antigua no permite que el hombre se case con la hermana de su esposa como rival de ella antes que la esposa haya muerto. 

Levítico 18:18 parece indicar una diferencia después de la muerte de la primera esposa.  No hay duda que, según la ley, hay diferencia en el caso de la esposa del hermano de uno antes (Levítico 18:16; 20:21) y después de la muerte del hermano (Deuteronomio 25:5-9).  Mientras tenga vida el hermano, es aborrecible, pero después de la muerte del hermano (en caso que no tengan hijos) es su deber casarse con ella y procrear con ella para mantener simiente para su hermano. 

Por tanto, claramente no hay inmoralidad inherente en casarse con la hermana de la primera esposa de uno ni lo hay en casarse con la esposa de su hermano.  En el caso de casarse con la hermana de su esposa, el pecado ocurre, según la ley en Levítico 18:18, al casarse juntamente con una mujer y su hermana.  En el caso de casarse con la esposa de su hermano, el pecado ocurre mientras tenga vida el hermano.  No obstante, en la ley no hay exclusión específica que permita que se case con la hermana de la esposa en caso que la esposa haya cometido fornicación o se haya divorciado y luego se haya casado con otro hombre.  En parte, por supuesto, porque la ley ordenaba la muerte de los adúlteros.

En cuanto al caso de Herodes (Mateo 14:3,4; Marcos 6:17), claramente se trata de casarse con una mujer que legítimamente es esposa (“mujer”) de su hermano.  Por tanto, hay, cuando menos, dos violaciones de la ley: (1) el adulterio cometido al casarse con una mujer que no estaba libre y (2) la perversión de casarse con la esposa de su hermano mientras éste estuviera todavía vivo.  Pero hay que recordar que vivieron ellos todavía bajo la ley de Moisés.

El punto que en realidad es necesario decidir es si se trata o no de un principio moral de la ley del Antiguo Testamento que obligadamente tiene que aplicarse bajo el nuevo pacto.  Para llegar a un criterio sobre este punto, sugiero considerar los siguientes puntos:
    (1)     Mientras Cristo y el apóstol Pablo tratan específicamente el tema del adulterio,     el divorcio, y las limitaciones sobre la práctica de casarse de nuevo (Mateo 19;     1 Corintios 7) , no hay instrucciones sobre el tema del casamiento con algún     familiar, cuñada, etcétera. 
    (2)    No hay duda que hay mandamientos sobre la moralidad en Levítico capítulos     18 y 20.  Pero si recordamos que la enumeración de capítulos y versículos no     es parte del texto original, también hay instrucciones en medio de ellas que no     consideramos     aplicables en el Nuevo Testamento (Levítico 18:19; 19:5-10;     19:19,23-25,30; 20:18,25).  En algunos casos se hacen distinciones morales     que definitivamente no aceptaríamos en la iglesia del Señor (Levítico 19:20).      Por tanto, el contexto completo de estas restricciones no trata de principios     que sean aplicables bajo el nuevo pacto.
    (3)    La aplicación de principios establecidos en la ley de Moisés a personas que no     están bajo ella sino bajo el nuevo pacto establecido por Cristo debe hacerse     con mucho cuidado.  También nos conviene tener mucho cuidado al permitir     algo que Dios prohíbe específicamente en la ley antigua.  Cuando el Nuevo     Testamento especifica alguna distinción de lo que la ley antigua ordenaba o     permitía, es obvio que debemos seguir lo revelado en el nuevo pacto (Mateo     19:8,9).  Cuando el Nuevo Testamento concuerda con algún mandamiento o     principio establecido en la ley antigua, es obvio que debemos seguir tal     mandamiento o principio, pero no tanto por la ley antigua lo revela sino     porque el nuevo pacto lo ordena (Romanos 12:19). Cuando el Nuevo     Testamento nos revela que lo ordenado en el pacto antiguo era sombra,     entendemos claramente que no estamos obligados por aquellas ordenanzas     (Colosenses 2:16,17; Hebreos 10:1).

Lo que hace difícil el caso que usted presenta es el hecho que el Nuevo Testamento no menciona este tema.  No lo contradice; no lo aprueba; no lo designa como sombra.  No menciona casos similares. Sencillamente no lo menciona.  No obstante, es importante tomar en cuenta que no hay seguridad que el caso presentado en Levítico 18:18 sea exactamente paralelo al caso actual bajo consideración porque en el caso del cristiano que desea casarse con la hermana de su esposa anterior, sabemos que él tiene el derecho establecido por Dios de casarse con otra mujer.  También sabemos que en Mateo 19:9 Cristo no establece restricciones de esta índole relacionado con el segundo casamiento.  Además sabemos que en 1 Corintios 7:39, la única restricción que Dios establece relacionada con el segundo casamiento de una viuda cristiana es que sea con alguien que sea “en el Señor” (1 Corintios 7:39).

Obviamente uno no debe violar su propia conciencia y no debe entrar en el matrimonio con dudas acerca de que sea aceptable a Dios o no.  Además, debe considerar las posibles consecuencias negativas en la relación familiar entre las dos hermanas.  Es decir, que quizá no sea lo más sabio porque pueda estar entrando en una situación que tenga la potencial de  resultar en contiendas familiares.  Pero no encuentro fundamento sólido en el Nuevo Testamento o en la aplicación de los principios de la ley de Moisés para prohibir el casamiento de un hombre libre con la hermana de la esposa de la cual está bíblicamente divorciado.