Levítico 10:19

PREGUNTA:

¿Puede explicarme la respuesta de Aarón a Moisés en Levítico 10:19?


RESPUESTA:

El texto bíblico declara:

(Lev 10:16)  Y Moisés preguntó por el macho cabrío de la expiación,  y se halló que había sido quemado;  y se enojó contra Eleazar e Itamar,  los hijos que habían quedado de Aarón,  diciendo:

(Lev 10:17)  ¿Por qué no comisteis la expiación en lugar santo?  Pues es muy santa,  y la dio él a vosotros para llevar la iniquidad de la congregación,  para que sean reconciliados delante de Jehová.

(Lev 10:18)  Ved que la sangre no fue llevada dentro del santuario;  y vosotros debíais comer la ofrenda en el lugar santo,  como yo mandé.

(Lev 10:19)  Y respondió Aarón a Moisés:  He aquí hoy han ofrecido su expiación y su holocausto delante de Jehová;  pero a mí me han sucedido estas cosas,  y si hubiera yo comido hoy del sacrificio de expiación,  ¿sería esto grato a Jehová?

(Lev 10:20)  Y cuando Moisés oyó esto,  se dio por satisfecho.

Lo que le había sucedido a Aarón fue el juicio de Dios contra sus dos hijos Nadab y Abiú (Levítico 10:1,2), juicio que Aarón había aceptado sin queja (Levítico 10:3). 

La respuesta de Aarón a la queja legítima de Moisés reconoce que lo que Moisés señala es conforme a lo establecido por Dios.  Su explicación del motivo por no haberlo cumplido ha sido explicado de dos maneras:  (1)  que por la tristeza en su corazón causada por la muerte de sus hijos  en este mismo día, no estaba en las condiciones emocionales para celebrar este sacrificio debidamente o (2)  que por el impacto del juicio de Dios sobre sus dos hijos, tanto él como sus hijos sobrevivientes no se consideraban  en las condiciones espirituales de tener la aprobación de Dios para el cumplimiento de su función sacerdotal.  Considero que la segunda explicación es la más indicada porque Moisés aceptó la explicación.  En este sacrificio, Aarón llevaba en sí, como sacerdote santificado por Dios, las faltas cometidas por el pueblo (vea Éxodo 28:38 y Levítico 9).  Además el sacrificio no era una ocasión de alegría sino de gran tristeza por causa del pecado del pueblo que se expiaba en él.