Colosenses 4:16

PREGUNTA: 

¿Por qué no tenemos la carta a los laodicenses en la Biblia? (Colosenses 4:16)

RESPUESTA:

Dios obviamente NO obró para preservarla para nosotros. No es necesaria para nuestro entendimiento de la voluntad de Dios.

Este caso es MUY SEMEJANTE a la declaración inspirada del apóstol Juan en cuanto a las obras de Jesucristo (Juan 20:30,31; 21:25). Mateo, Marcos, Lucas y Juan NO contienen cada obra que hizo Jesucristo NI cada palabra que salió de Su boca. Es obvio que todas las obras de Cristo eran IMPORTANTES y que todas Sus enseñanzas eran VERDADES IMPORTANTES. Pero cuando Dios decidió cual información era necesaria para que el ser humano creyera y fuera perfeccionado en Cristo, incluyó únicamente la información que nosotros ahora tenemos en la Biblia.

Podemos investigar mucho en relación a los documentos y las evidencias externas e internas de su veracidad e inspiración. Muchos eruditos lo han hecho a través de los siglos y lo siguen haciendo. Pero al fin y al cabo nos vemos obligados a aceptar por fe que el Mismo Dios que se hizo carne para vivir como LA VERDAD en este mundo (Juan 1:17; 14:6), el Mismo Dios que REVELO TODA LA VERDAD a los apóstoles (Juan 16:13), el Mismo Dios que inspiró a los apóstoles y profetas para que no usaran sus propias palabras SINO las palabras que el Espíritu enseña (Juan 16:13; I Corintios 2:14), tenemos que aceptar por fe que este Mismo Dios también supervisó en Su gran Providencia la preservación y selección de los mensajes que ahora conocemos como LA SANTA BIBLIA. Tenemos evidencia que lo hizo antes de la venida de Jesucristo en cuanto a los libros del Antiguo Testamento para el pueblo de Israel. Creemos que hizo lo mismo en cuanto a los libros del Nuevo Testamento para la iglesia.

TAL VEZ la información incluida en la carta a los Laodicenses se incluye en otra epístola que ahora tenemos en el Nuevo Testamento o en se encuentra regada en varias epístolas que ahora forman parte del Nuevo Testamento. El hecho es que esta epístola no se ha encontrado. Mi conclusión y convicción personal es que NO es voluntad de Dios que la tengamos hoy día.

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