Romanos 8:28-31

Pregunta: ¿Qué enseña la Biblia sobre la predestinación en Romanos 8:28-31?

Respuesta:

#2 Dios es Por Nosotros

En tiempos de angustia y aflicción es de gran consuelo saber que otras personas están interesadas en nuestra condición y están haciendo todo lo posible por ayudarnos. Pero saber que nuestro Creador mismo está a nuestro lado y que El es por nosotros debería animarnos más que cualquier otro conocimiento que pudiéramos tener. El compañerismo de un amigo o un familiar en la solución de algún problema nos agrada mucho, pero la ayuda del Ser Divino es mucho mayor que la que cualquier ser humano pueda darnos. Y es con esta gran verdad que el apóstol Pablo en Romanos 8:28 en adelante nos quiere animar a soportar las aflicciones del tiempo presente y a proseguir a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. "Dios es por nosotros" debe ser la frase más animadora en toda la Biblia. Y cuando investigamos, hallamos que no ha empezado sus esfuerzos al beneficio nuestro en estos días sino aún antes de la fundación del mundo y durante todas las edades pasadas el Señor ha estado obrando para nuestra gloria eterna. Dios es por nosotros, ha sido por nosotros, y será por nosotros. ¿Qué podemos temer? ¿Cómo podemos dudar? ¿Cómo podemos enflaquecernos cuando sabemos que Dios es por nosotros? La Biblia dice en Romanos 8:28-31, "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?"

Realmente, cuando consideramos que Dios es por nosotros, las aflicciones de la vida se vuelven más soportables, y además de ser más soportables entendemos que no tenemos que temerlas pues con Dios podemos superar cualquier obstáculo. Nuestro presente y nuestro futuro están seguros si Dios es por nosotros. No podemos dudar que sea cierto que todas las cosas nos ayudarán a bien. Y cuando consideramos que Dios nos tenía en su plan aún antes que existiéramos, quedamos asombrados por la misericordia y el poder infinito de nuestro Padre Celestial.

En la última lección consideramos los dos requisitos para que Dios siga obrando a favor nuestro, a saber: (1) que le amemos sinceramente, un amor que se muestra en la obediencia a sus mandamientos; y (2) que seamos llamados conforme a su propósito, o sea por el evangelio verdadero de Cristo Jesús.

Ahora, queremos considerar los cinco actos de Dios que aseguran nuestro presente y nuestro futuro, cinco actos que nos muestran sin lugar a dudas que Dios realmente es por nosotros. Estos actos son los cinco nombrados en nuestro texto en Romanos 8:29,30. Dios antes conoció, predestinó, llamó, justificó, y glorificó. La glorificación es basada en la justificación, esta última en el llamamiento, el llamamiento en la predestinación, y ella en el anticipado conocimiento de Dios. Cada uno es esencial pero todos tienen su base en el primero, el anticipado conocimiento de Dios.

Sabemos que el conocimiento de Jehová es completo. No hay nada escondido de El. Aun en el contexto de Romanos 8 podemos ver esta gran verdad. En el versículo 27 de Romanos 8 la Escritura describe al Padre como "el que escudriña los corazones". El escritor a los hebreos dice en Hebreos 4:13; "Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta." Pero El también conoció todo ANTES que sucediera. Esto es evidente en muchos textos bíblicos. Considere lo que la Biblia dice: Dios dice, "anuncio lo por venir desde el principio y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: MI consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero." (Isaías 46:10). Pero Dios no solamente conoció las cosas que iban a suceder de antemano sino también todo lo del hombre. Conoció de antemano nuestras actitudes, nuestros pecados, nuestra obediencia o desobediencia al evangelio, en fin todo lo que somos o podemos ser. La Biblia dice en Salmos 139:4,16, "Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda…Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas."

Sí, cuando la Biblia habla de los que antes conoció, está hablando del conocimiento completo que Dios tuvo antes de la fundación del mundo en cuanto a nuestra manera de responder a su llamamiento en el evangelio de Cristo. Debemos entender que esto no quiere decir que Dios lo causó, sino que simplemente pudo ver en el futuro cuál sería nuestra actitud. Él nos ha dejado con nuestro libre albedrío. Podemos escoger entre el bien y el mal, pero El ya sabe cuál vamos a escoger. El sabía de antemano que los judíos iban a rechazar a Cristo y entregarlo a los romanos para la crucifixión (Hechos 2:22,23). "Hombres de Israel, oíd estas palabras: Jesús de Nazaret fue hombre acreditado por Dios ante vosotros con hechos poderosos, maravillas y señales que Dios hizo por medio de él entre vosotros, como vosotros mismos sabéis. A éste, que fue entregado por el predeterminado consejo y el PREVIO CONOCIMIENTO de Dios, vosotros matasteis clavándole en una cruz por manos de inicuos (Hechos 2:22,23).

También sabía de nuestros pecados y de nuestra obediencia al evangelio, pero no lo causó. Pero conociendo así de antemano también pudo hacer un plan por el cual todo nos saldría ayudando para nuestro bienestar espiritual. Este es el gran propósito de Dios de acuerdo con su anticipado conocimiento.

Entonces, BASADO EN LO QUE ANTES CONOCIO, a aquellos que voluntariamente iban a recibir su Palabra, Dios predestinó que fueran hechos conforme a la imagen de su Hijo. El no predestinó que iban a obedecer el evangelio y ser salvos, sino que CONOCIENDO DE ANTEMANO que iban a obedecer su Palabra, predestinó que iban a participar con Cristo en Su victoria sobre la muerte. Este es el destino del cristiano fiel, ser transformado en la semejanza de Cristo. Será heredero con Cristo de las glorias celestiales (Romanos 8:17). La Biblia dice en I Juan 3:2, "Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, SEREMOS SEMEJANTES A EL, porque le veremos tal como él es." Con esta seguridad, ¿cómo podemos dudar, aun en medio de las peores aflicciones de la vida?

Pero para que Dios llevara esto a cabo fue necesario siempre aquello de que estudiamos en la última lección, el llamamiento de Dios. Como ya sabemos, Dios nos llama a través del evangelio. Cuando nosotros obedecemos ese evangelio en fe, arrepentimiento, y bautismo para perdón de pecados, hemos aceptado el llamamiento divino. Y aceptando ese llamamiento, Dios procede a su cuarto acto a nuestro favor, la justificación. "A los que llamó, a éstos también justificó." La justificación es, en verdad, el propósito por el cual somos llamados, y al mismo tiempo es necesario para que seamos glorificados de acuerdo con el propósito de Dios. Es un acto en el cual Dios nos declara justos a pesar de nuestros pecados. El Padre hace esto basado en el sacrificio del Hijo en la cruz del Calvario por nuestros pecados. Otra vez además de ser acto de Dios, la justificación depende de nuestra fe y obediencia a Cristo como el Señor de nuestra vida.

El acto final de que habla nuestro texto es nuestra glorificación. "Y a los que justificó, a éstos también glorificó", dice la Biblia. Nos hizo hijos de Dios, herederos de Dios, siervos de Dios, la herencia de Dios. ¡Qué gloria es la nuestra ahora! Pero la gloria venidera, ya cumplida en la mente de Dios para los que antes conoció, es aún mayor a todo esto.

Hermanos, si Dios nos conoció de antemano como personas que iban a obedecer su Palabra, si luego nos predestinó a ser hechos conforme a la imagen gloriosa de su Hijo Jesucristo, si al momento propicio nos llamó por el evangelio, y en nuestra obediencia en el bautismo nos justificó, y luego sigue glorificando, ¿cómo podemos dudar? ¿Cómo podemos ser flacos en la fe? ¿Cómo podemos desesperarnos aun en medio de muchas aflicciones? Sabiendo que Dios es por nosotros y que ha obrado hacia el fin de glorificarnos eternamente debemos sentirnos tan animados, tan fuertes en la fe que nada ni nadie pueda desanimarnos ni quitar nuestra vista de la meta a la cual proseguimos con fe en la bondad del Señor. ¿Qué pues diréis a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?