Pregunta:
Algunos hermanos enseñan que todos somos profetas ya que difundimos la voluntad de Dios mediante la predica. ¿Es esto así? Entendia yo que los profetas traían a nosotros revelaciones parciales de la voluntad de Dios, ¿Las mismas no eran porciones ya sabidas sino revelaciones de eventos a futuro?
Respuesta:
El Nuevo Testamento hace distinción entre el ministerio de “profetas” y el de “evangelistas” (Efesios 4:11). Los “profetas” del Nuevo Testamento se identifican junto con los apóstoles como siervos de Dios a los que el misterio de Dios (básicamente el plan de la redención) “ha sido revelado …por el Espíritu” (Efesios 3:5). Son personas inspiradas por el Espíritu Santo. En la iglesia del primer siglo, la profecía era uno de los dones espirituales milagrosos que recibieron del Espíritu Santo algunos cristianos (1 Corintios 12:10). El predicador anuncia la verdad de Dios, pero no recibe su mensaje por revelación del Espíritu Santo sino por ser diligente en el estudio de la verdad ya revelada por los apóstoles y profetas.
En cuanto al proceso de las revelaciones recibidas por cada profeta, entiendo que básicamente fue como usted describe PERO si comparamos los profetas del Antiguo Testamento descubrimos que algunos de ellos recibieron básicamente la misma revelación que otro profeta también había recibido. No toda revelación era única y nueva en comparación lo que otros profetas recibieron. Encontramos lo mismo en los escritos apostólicos. Hay mensajes distintivos pero también hay repetición.
En cuanto a revelaciones de eventos futuros, esto era parte de las revelaciones que recibieron pero MUCHO de lo revelado por medio de los profetas de Dios en ambos pactos era instrucción, exhortación, corrección y en algunos casos explicación espiritual de eventos ya ocurridos. Esto último, en el caso de los profetas del Nuevo Testamento, es lo que sucedió en cuanto a la revelación del misterio de Dios (el evangelio) que recibieron.
Muchas gracias por la invitación de visitarlos en Lima. Sería un privilegio muy grande, pero desde años atrás no he podido viajar al extranjero por ciertas dificultades de salud que me lo impide. Doy gracias a Dios por el privilegio de servirles por medio de los cursos que ofrecemos y estas comunicaciones digitales.