Pregunta:
¿Qué significa Mateo 12:27?
Respuesta:
Primeramente, tomemos en cuenta el contexto. Jesucristo acaba de sanar a un endemoniado que resultó ciego y mudo por culpa del demonio que lo había atacado. Ya que la gente estaba atónita y preguntaba, “¿Será este aquel Hijo de David?”, los fariseos respondían: “Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios” (Mateo 12:24).
Cristo responde a esta acusación blasfema con varios principios espirituales: (1) Si fuera así significaría que Satanás se opone a sí mismo y destruirá su propio reino (Mateo 12:25,26). (2) Algunos seguidores de los fariseos afirmaban poder echar fuera demonios. ¿Lo hacen ellos también por Beelzebú? (Mateo 12:27). (3) Si los echo fuera por el Espíritu de Dios, les ha llegado el reino de Dios porque he vencido al poder satánico de los demonios (Mateo 12:28,29). Por tanto, ustedes deben decidir si están conmigo o no. No hay campo neutro: “el que no está conmigo, está contra mí” (Mateo 12:30).
Ahora, analicemos el texto de Mateo 12:27. “Y si yo echo fuera demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.”
Sabemos que los fariseos, en contraste con los saduceos, sí creían en la existencia de los ángeles y los demonios (o sea seres espirituales). El caso parece ser que también creían que algunos de sus seguidores eran exorcistas que echaban fuera demonios.
En Hechos 19:13-16 encontramos a algunos judíos que el texto bíblico identifica como “exorcistas ambulantes”. En este caso, fracasaron en sus intentos de echar fuera demonios a pesar de conjurar “por Jesús”. Ellos aparentemente suponían, equivocadamente, que bastaba con pronunciar el nombre de Jesús para lograr el exorcismo. ¿Habrán sido charlatanes similares al mago llamado Simón que encontramos en Samaria en Hechos 8? Claramente no actuaron con el poder de Cristo. En Marcos 9:38 encontramos a un discípulo que no andaba en el grupo de los apóstoles con Cristo pero sí echaba fuera demonios en el nombre de Jesús. Él recibe la aprobación de Cristo Jesús (Mateo 9:39,40). La diferencia principal parece ser la fe genuina en Jesucristo y actuar sinceramente en Su nombre.
En Mateo 12:27 el propósito de Jesucristo es sencillamente aclarar a los fariseos que la acusación de ellos contra Jesucristo demuestra la insinceridad de ellos porque no dicen lo mismo de las obras de sus “hijos” (probablemente judíos que apoyaban a los fariseos). Por tanto, aquellos “hijos” llegaban a ser sus jueces en el sentido de revelar su hipocresía al acusar a Jesucristo de obrar en nombre del diablo. Hay detalles sobre estos exorcistas judíos que el texto bíblico no nos revela, pero la verdad que Cristo señala sí está clara.