Pregunta:
Tengo una duda en Corintios 7 sobre el matrimonio. ¿Tiene la persona creyente libertad para separarse del incrédulo, si el incrédulo le hace la vida imposible en no dejar ir a la iglesia, o maltratos no físicos sino verbales etc. y este no quiere saber nada con la iglesia? o ¿debe seguir soportando hasta el final de su vida, aunque no lo haya logrado cambiar?
Respuesta:
Las instrucciones en 1a Corintios 7:10-16 me parecen muy claras. El reglamento es: las casadas y los casados no deben separarse. Aclara que el estar casada con un incrédulo no es excepción al mandamiento. No obstante, según entiendo 1ª Corintios 7:10,11, Dios PERMITE (no lo aprueba, pero lo permite) que haya separación PERO esto no debe resultar en unirse con otra persona Y DEBE resultar en la reconciliación. De otra forma tendría que permanecer sola. Repito que esto NO es lo que Dios aprueba. OPINO que lo incluye como permiso para casos muy especiales.
Según entiendo el caso que usted describe, el marido incrédulo no permite que la esposa asista a las reuniones de la iglesia (en oposición directa a Dios). En tal caso la cristiana debe obedecer primero a Dios. Si para hacer esto fuera necesaria la separación, quizá sea una de las situaciones que el Espíritu Santo tenía en mente en 1ª Corintios 7:10,11. Definitivamente no sería justificación para unirse a otro varón. Lo más prudente en tal caso sería ofrecer tratar de establecer amistad con el marido para llegar a influir en su modo de pensar con consejos sabios y con mucha paciencia, pero reconozco que hay casos en que sencillamente no es posible porque el incrédulo no lo acepta. Le advierto, hermano, que debe tener mucho cuidado de NO SUGERIR que se separe del marido. Quizá sea sutil la diferencia, pero es importante hacer la distinción entre: (1) aclararle que Dios manda no separarse pero lo permite con la condición de vivir sola o reconciliarse y (2) sugerirle que sería mejor separarse del marido. Entiendo que la primera opción es bíblica mientras la segunda no lo es y además puede llevar consecuencias muy distintas para usted y para la iglesia. Además, como usted sabe, la mujer sola con sus hijos sin el apoyo económico del marido puede encontrarse en muchos aprietos para sostenerse la vida – para sí misma y para los hijos. También, en algunos casos, especialmente cuando hay abuso, el marido “abandonado” puede resultar violento.