Pregunta:
¿Debemos ir a buscar a un hermano cuando deja de congregarse (como en el caso de la oveja perdida en Lucas 15:3-7)? O ¿debemos de dejar que él mismo regrese como lo hizo el padre del hijo pródigo? (Lucas 15:11-24).
Respuesta:
El mensaje principal en cada una de las tres parábolas en Lucas 15 es el mismo: el regocijo de Dios y Sus ángeles por el arrepentimiento de un pecador. Quizá pueda haber aplicación de las metodologías distintas de las tres, pero hay que tener mucho cuidado con esto porque no es esto la verdad principal que Cristo comunica en este contexto que comienza con las acusaciones de los fariseos y escribas en contra de la recepción de pecadores por Jesús (Lucas 15:1,2).
Sabemos que Cristo Mismo vino para BUSCAR y salvar a lo que se había perdido (Lucas 19:10). Las instrucciones directas a cristianos en cuanto a hermanos que se extravían son claramente proactivas (Santiago 5:19,20; Gálatas 6:1). Judas 22,23 señala que “la táctica espiritual ” apropiada no es igual en todo caso (vea también 1 Tesalonicenses 5:14).
No hay duda que, en algunos casos, llega el momento cuando hacemos más mal que bien y tenemos que esperar la situación más adecuada para continuar los esfuerzos por animar y rescatar a un hermano. No obstante, no encuentro en los textos ya citados alguna instrucción de no intentar animar y corregir a un hermano que haya dejado de reunirse.