Pregunta:
En el estudio de 1 Corintios 12 usted afirma que el don de la fe sea un don especial (sobrenatural) y que es, como describe 1 Corintios 13:2, una fe para hacer milagros. ¿Es esta la misma fe que “permanece” juntamente con el amor y la esperanza (1 Corintios 13:13)? Si no, ¿cómo es posible hacer la distinción?
Respuesta:
El contexto de las referencias a la fe en 1 Corintios 12 y también en 13:2 trata de un don especial que capacita al dotado con un poder milagroso. No obstante, en los versículos que siguen establece un contraste entre los dones milagrosos que eran pasajeros y el amor que “nunca deja de ser” (1 Corintios 13:8).
Por medio de este mismo capítulo 13 y muchos otros textos del Nuevo Testamento, sabemos que hay también “fe” que es el resultado de oír la Palabra de Cristo (Romanos 10:17) y que está vinculado como algo permanente con el amor que “todo lo cree” (1 Corintios 13:7). Esta fe es la que “obra por el amor” (Gálatas 5:6).
En 1 Corintios 13:13 claramente hace la distinción entre lo pasajero relacionado con el “don” de la fe que obraba milagros y la fe que resulta de oír la Palabra de Cristo y que es requisito indispensable para la salvación de toda persona (Marcos 16:16; Hebreos 11:6). No todo cristiano recibió el don de la fe que obra milagros pero toda persona tiene que tener aquella fe fundada en la Palabra de Dios o será condenada. Esta fe es la que permanece al igual que la esperanza y el amor. Esta fe será necesaria hasta que lleguemos a la gloria y andemos ya, no por fe, sino por vista.