Pregunta: ¿Por qué no hubo perdón para Esaú?
Respuesta:
En cierto sentido, el caso de Esaú (Hebreos 12:17) es bastante sencillo. Por medio de su error, él perdió una bendición que era IMPOSIBLE RECUPERAR. Él se arrepintió (cambió su mente); hasta lloró por causa de lo que había perdido (vea también Génesis 27:30), pero ya era muy tarde. De nada le sirvió porque la oportunidad ya había pasado.
La aplicación PARECE SER que el cristiano debe tener cuidado de no salir del camino del Señor, el camino de la santidad, porque después que pase la oportunidad de heredar la bendición de Dios, aunque la busquemos con lágrimas, no la podremos alcanzar. Advierte contra "alguna raíz de amargura" que pueda estorbar a muchos y causar que salgan del camino de Dios.
El tema en todo este capítulo es la importancia de NO DESMAYAR NI DESVIARSE del camino de Dios. Es importante para NO perder la bendición. Pero también es importante para no caer bajo la ira de nuestro Dios. Creo que si lee todo el capítulo de un solo y luego trata de ver los versículos 15-17 como aplicación e ilustración del tema general del capítulo, le será más claro.
La maldad de Esaú fue el considerar su primogenitura como algo común, de menos importancia que la satisfacción momentánea de su apetito físico. Esto no solamente incluía su posición como cabeza de la familia. En su caso también estaba incluida la herencia de "LA BENDICIÓN" que Dios había dado a su abuelo Abraham y a su padre Isaac. Perdió el derecho de ser parte del linaje de "la simiente"(Cristo Jesús). Perdió la oportunidad de participar en LA PROMESA. Y una vez perdida esta bendición, ya NO era posible recuperarla.
La exhortación en el contexto inmediato es evitar que "se salga del camino" (Hebreos 12:13). Está preocupado "que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios" (Hebreos 12:15). Recuerde que el problema en Hebreos es que algunos hermanos estaban abandonando la fe del evangelio (algunos para volver a la ley de Moisés). Por tanto, advierte, "Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, MUCHO MENOS NOSOTROS, si desecháremos al que amonesta desde los cielos" (Hebreos 12:25).
El caso de Esaú sirve como ejemplo de: (1) ser profano; no ver la importancia de la bendición de Dios y abandonarla por algo de poca importancia; y (2) perder algo precioso que después no podremos recuperar: la vida eterna.