Pregunta:
¿Cuando es uno culpable de blasfemar contra el Espíritu Santo?
Respuesta:
Cristo advirtió a los judíos de Su tiempo: “la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada” (Mateo 12:31).
Para entender el significado de la blasfemia contra el Espíritu Santo, es importante tomar en cuenta el contexto de esta advertencia de Cristo. Cristo acaba de sanar a un endemoniado, ciego y mudo. Muchas personas pensaban, en base a este milagro, que Jesús quizá fuera el Hijo de David prometido por los profetas. La reacción envidiosa de los fariseos fue: “Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios” (Mateo 12:24). Jesús explicó que esta acusación no es razonable. “Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo será dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino?” (Mateo 12:26). Y después de esta explicación presentó la advertencia contra el terrible pecado de la blasfemia contra el Espíritu Santo.
Marcos nos revela que Cristo les advirtió referente a la blasfemia contra el Espíritu por una razón muy específica: “Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo” (Marcos 3:30). Es decir que ellos identificaron al Espíritu Santo que estaba obrando en Jesucristo como un “espíritu inmundon. ESTO ES BLASFEMAR CONTRA EL ESPÍRITU SANTO. Cristo explicó en Mateo 12:32 que blasfemar contra el Espíritu significa HABLAR CONTRA EL ESPÍRITU SANTO. Cuando uno llega a un estado tan degenerado que habla contra el Espíritu Santo y Lo llama “espíritu inmundo”, ha llegado a un pecado que no le será perdonado jamás. “A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12:32). Luego Cristo explicó que la causa de este pecado en ellos es la condición perversa y degenerada de su corazón. Eran hombres “malos”. “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34). Al blasfemar contra el Espíritu manifestaban la perversidad del corazón.
En base a esta información bíblica creo que podemos decir con aplomo que estos fariseos NO ESTABAN CONFUNDIDOS. Bien sabían que el Espíritu Santo no es espíritu inmundo. También sabían que Jesucristo no echaba fuera demonios por medio de algún poder satánico. La blasfemia contra el Espíritu Santo no es algo que uno puede hacer por accidente o involuntariamente. Se trata de un pecado meditado bien y determinado de antemano por la insinceridad y la deshonestidad del corazón del individuo. Sabían que el Espíritu de Dios era SANTO y Lo llamaron INMUNDO. Se opusieron directamente a LO BUENO A SABIENDAS que era bueno. (NOTE: Si aquellos judíos no habían cometido este pecado ya, estaban en peligro de hacerlo y caer bajo esta condenación eterna).
Uno que hablaba contra Jesús (especialmente en aquel tiempo) podría hacerlo por ignorancia. Después era posible que se convenciera por el testimonio del Espíritu Santo (en Su Palabra y las señales de confirmación que hizo, especialmente la resurrección de Cristo, según Romanos 1:4). Considere, por ejemplo, el caso de Saulo de Tarso (I Timoteo 1:12-16). También hay que tomar en cuenta los judíos que se salvaron en el día de Pentecostés aunque eran culpables de la muerte de Jesucristo (Hechos 2:22-41).
Pero uno que blasfema contra el Espíritu Santo rechaza tajantemente la evidencia presentada por el Mismo Espíritu y la asigna a Satanás. Es el rechazo de la única evidencia que puede servir como base para la fe (requisito indispensable para la salvación según Marcos 16:16). No es posible decir que el Espíritu Santo es un espíritu inmundo sin que el corazón sea totalmente endurecido y la conciencia cauterizada más allá de la posibilidad del arrepentimiento. En esta condición uno “no tiene jamás perdón, sino que es reo de Juicio eterno” (Marcos 3:29).
Pero el hombre que no desea degenerarse a tal grado no lo hará. Para estar seguros que nunca lleguemos a tal condición debemos siempre ser sinceros, honestos y sumisos a las instrucciones del Espíritu en Su Palabra. De esta manera usted nunca cometerá la blasfemia contra el Espíritu Santo ni ninguno de los otros pecados contra el Espíritu Santo que hemos estudiado en esta lección.